Por Damián Jacubovich, geopolitólogo y analista internacional
Lo primero para recalcar es que existe un interés creciente de China por Medio Oriente en dónde el gobierno de Pekín está desarrollando en esta región una estrategia económica y comercial para incrementar su influencia diplomática, consciente por un lado de la importancia de la región en su búsqueda más global de poderío en geopolítica mundial y recordando su necesidad de abastecimiento energético.
Lo otro que no podemos dejar de mencionar, es el espacio vacío dejado por Occidente en general y Estados Unidos en particular en esta región.
Iremos abordando distintos temas que hacen a la geopolítica de China en Medio Oriente, pero uno de los aspectos positivos que favorecen el crecimiento de la influencia china en Medio Oriente sobre todo, es su política de no injerencia en los asuntos de política interna de los países.
La necesidad energética de China
Tema fundamental, talón de Aquiles de la futura primera economía del mundo. Es importante tener en cuenta que en 2017, China se convirtió oficialmente en el 1er importador de petroleo del mundo, esta situación son testimonio de las necesidades desenfrenadas d país en materia de hidrocarburos, con el objeto de hacer funcionar su economía así como su impresionante producción industrial.
Teniendo en cuenta, las reservas colosales en materia de hidrocarburos que posee la región de Medio Oriente debajo de su suelo, no es de extrañar el interés cada vez mayor de China. No sorprende a nadie que sea en esta región del mundo, en dónde las importaciones chinas de petróleo y de gas más aumentaron. Y es interesante, subrayar el hecho que China ha tomado buen recaudado en diversificar sus proveedores tanto del chiismo (Irak e Iran) como del sunismo (Arabia Saudita y Qatar).
China y las nuevas rutas de la Seda
Pero atención, con limitar o asociar los vínculos que teje China con Medio Oriente exclusivamente por las necesidades energéticas. Ya no es secreto, desde 2013 Xi Chin Ping, presidente Chino lo oficializó: China pretende extender su tela económica por el mundo con el objeto de imponerse en un horizonte de 3 décadas como la primera potencia mundial. Dicho proyecto de extensión ha sido bautizado como la nueva ruta de la seda.
Desde el anuncio del proyecto de las nuevas rutas de la seda por Xi Jinping, la politica extranjeras de China es objeto de numerosos fantasmas, fantasías a menudo etiqueteando el proyecto chino de imperialista o neocolonialista por algunos sectores occidentales. Una vez más el muerto parecería reírse del degollado. A nivel histórico, la Ruta de la Seda era una red de rutas comerciales que unian China y el extremo oriente al Medio Oriente y a Europa. Fue establecida por la dinastía Han, y oficialmente se abrió el comercio con Occidente en 130 AC, las rutas permanecieron abiertas y en uso hasta 1453 DC, cuando el imperio Otomano boicoteo el comercio con China y lo cerró.
Es cierto que en esta nueva ruta de la seda, África es presentada a menudo como la pieza maestra del rompe-cabezas chino en términos de materia primas y de proyectos económicos, el Medio Oriente también resulta una pieza clave de la estrategia del país. Después de más de dos décadas de relaciones bilaterales in cresciendo con la mayoría de los países de la región, China parece cada vez más cerca de poder reemplazar la hegemonía de su riva estadounidense en la zona.
Ya nada se hace en este planeta sin que China no tenga su influencia en los asuntos de peso de la geopolítica mundial. Esto se ha visto en la última cumbre sobre el clima (COP21) efectuada en Paris a fines del 2015. Sus relaciones privilegiadas con los países del Medio Oriente han jugado un rol de gran importancia. La china se planta de ahora en más como uno de los grandes actores de esta región y obliga de esta manera a los Estados Unidos y a los países europeos que le reconozcan ese status.
China y terrorismo
China y su relación con el chiismo y el sunismo
Históricamente China ha sabido mantener buenas relaciones con los países de confesiones shiitas (Irán, Siria, una parte de Irak y minoría del Líbano, Yemen, etc…), más que por una cuestión de afinidad ideológica con éstos, más bien sería por eso de que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos", la rivalidad con los Estados Unidos ha sido en ese sentido un vector de alianza histórico entre el bloque shiita y China. Hay que tener en cuenta que si bien China, ha priorizado en los últimos tiempos sus relaciones con el bloque shiita, esto no quita la creciente red de relaciones que viene tejiendo China con las monarquías petroleras (de confesión religiosa sunita). En la actualidad gran parte de la importación petrolífera de China viene de las monarquías petróliferas, lo mismo sucede con Egipto y con Israel, en donde las relaciones bilaterales se encuentran en permanente aumento. Por esto este proceso de diálogo entre las potencias y Siria resulta para Pekín es de suma importancia, en pos de poder continuar las relaciones internacionales “win-win” con los distintos países de Medio Oriente, más allá de sus confesiones religiosas o sus posicionamientos regionales.
China en Siria
Como venimos de mencionar los objetivos geopolíticos de
China en Medio Oriente son múltiples y variados. Muchos se han preguntado cuál es el interés de China para implicarse tanto en el tema de Siria, Por un lado, se trata para Pekín
de demostrar que la nueva super potencia china representa de ahora en más un actor de dimensión mundial: por
eso resulta de suma importancia para el gobierno chino poder mostrarle al mundo su capacidad de
poder proyectar sus fuerzas armadas en un conflicto que se sitúe más allá de su
típica zona de influencia. El hecho que China haya desplegado en un momento por ejemplo su
“hasta ahora” único portavión tiene mucho de simbólico. Por otro lado, con su
presencia en Siria, China envía un mensaje claro a Occidente en cuanto
a su deseo de emancipar Eurasia del exclusive intervencionismo occidental
en esa región. Es importante señalar que ese mensaje también está
destinado a los propios actores de Medio Oriente para que tengan en cuenta que
de ahora en más, para tratar asuntos geopolíticos de la región, la “opinión”
china deberá tenerse en cuenta. Los viajes del presidente chino Xi Jinping a lo largo de sumandato a Arabia Saudita Egipto e Irán reafirma lo anterior,
marcándole al mundo la creciente influencia de Pékin en el Medio Oriente a
nivel energético, comercial y por supuesto geopolítico.
Respecto
del conflicto en Siria, no es que China, sea particularmente adepta al régimen
sirio de Bashar Al Assad, sino más bien, podemos entrever dos razones fundamentales
de su apoyo a este último: una, hacer valer el principio de no injerencia que
ha mantenido china desde hace lustros respecto a los asuntos de la política
interna de los otros países, y por el otro lado, que no suceda con Siria lo que con
Libia, es decir que se produzca un “basculamiento” sirio a manos de Occidente, ni que tampoco se
produzca un caos regional como el significó la “decapitación” del regimen de Muamar
El Gadafi.
Además, de este punto, entran otros dos temas en juego en el conflicto sirio: por un lado, la confesión religiosa, es decir los países sunitas
versus los países shiitas y por el otro lado, la rivalidad regional entre las dos potencias más influyente de la región que son Irán y la
Arabia Saudita.
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