¿El fin de Occidente? : geopolítica del mundo

Por Damián Jacubovich analista internacional y geopolitólogo
Más allá de la definición de la palabra occidental que se remonta mucha más atrás que la configuración del mundo despues de la Segunda Guerra Mundial, cuando la "amenaza Staliniana" creó de alguna manera esta Alianza Atlántica. 
No hay dudas que el mundo está cambiando de manera radical, algunos lo llaman "la aceleración de la historia", un fenómeno que se conjuga con el proceso de mundialización. No hablamos del fin del mundo, sino del fín de un largo ciclo según algunos, o de una simple paréntesis histórica según otros, como sea  no se trata no del fin del mundo sino del fin de UN mundo, un mundo modelado durante siglos por la civilización occidental. 

Algunas preguntas sobre la hegemonía o monopolio occidental que parece haber llegado a su fín, quedan para los historiadores a saber como un puñado de países europeos, divididos entre ellos, lograron colonizar las 3/4 partes del planeta? ¿y porqué 3/4 del planeta fueron tan fáciles de colonizar? 

Para los analistas más pesimistas, comienza oirse cada vez más fuerte el requiem del mundo occidental. Desde hace un tiempo, esta civilización que se había erigido como faro del mundo muestra claros signos de cansancio. Si se la compara con otras regiones del mundo, parecería marchitarse; hablamos a nivel de población en el planeta, así como también a nivel económico en el planeta. Más grave aún, parecería, no tener un plan a largo plazo a futuro, como si único objetivo, sería en el corto plazo, mantenerse a flote, simplemente sobrevivir. 
Durante siglos, Occidente fue motivado y estimulado por el fervor religioso en una primera etapa y luego por sus verdaderas religiones secularizadas consolidadas en los tiempos modernos : la democracia, el progreso, el concepto de Estado-Nación y el consumismo. Este último parece ya no pertenecerle habiéndose globalizado.
Parecería que la noción de mundo occidental tal que se entendía durante la época de la guerra fría ha caducado, y hasta que Occidente no haya reconocido este hecho, hasta que no lo haya asimilado no podrá proyectarse en el futuro. Occidente debe enterrar definitivamente esa idea perteneciente al pasado, de que los valores universales, "la civilización" son vientos que soplan desde el Oeste en pos de expandirse hacia el resto del mundo. Sino corre el riesgo de quedarse empatanado en el pasado, un pasado que parecería sigue siendo el motor de cada pieza que Occidente juega en el tablero de la geopolítica mundial.

Hoy, es cierto que con el diario del lunes es muy fácil comentar lo que sucedió el fin de semana, según la expresión argentina, dando entender que es muy fácil criticar análisis fallidos coyunturas cuando pasó bastante tiempo de ello, nos damos cuenta que esa idea por parte de Occidente que la caída de la U.R.S.S, anunciaba los tiempos en que los pueblos del mundo entraban a bailar la música orquestada por Hyper potencia estadounidense (según el punto de vista de Estados Unidos) o por la   Comunidad Internacional (según el punto de vista más polite de los Europeos).
Hoy podemos entonces constatar que por un lado Occidente ya no es el dueño del mundo y por el otro lado que Occidente se encuentra descompuesto a nivel de soluciones para armonizar los desequilibrios geopolíticos del mundo.

La comunidad internacional, digitada historicamente por Occidente, se parece según un analista francés llamado Pascale Boniface al Montruo del Loch Ness, todo el mundo escucha hablar de él; pero nadie lo ve.

Antes en el pensamiento geopolítico no existía espacio alguno por afuera del mundo occidental. Uno de los grandes errores de los Estados Unidos y de muchos analistas, es haber pensado que a continuación del mundo bipolar (Este / Oeste), con la caída del muro de Berlín, lo que seguía, era la aparición de un mundo pluripolar. Los americanos en particular y occidente en general no vieron venir ni la globalización ni la emergencia de un mundo pluripolar, es decir un mundo sostenido desde varios ejes. 
De tanto controlar la economía rusa, no vieron venir a numerosos países emergentes como China, Malasia, India, Brasil, etc.