Entrevista a Ministro de la Defensa argentino Agustín Rossi: geopolítica de la defensa argentina y suramericana por Damián Jacubovich

¿Teniendo en cuenta el contexto politizado y polarizado de la sociedad argentina, sorprende un poco la ausencia de debate ciudadano respecto a la política de defensa argentina?

Ha sido tan nefasta la actuación de las fuerzas armadas durante la dictadura militar que por mucho tiempo en la Argentina hubo poco espacio para el debate respecto a una política de defensa; ya que siempre ha predominado lo que yo llamo la cuestión militar,  es decir, la relación de los militares con la democracia, con los derechos humanos.    


 En la Argentina desde la vuelta de la democracia, en cambio siempre existió el debate respecto de cómo debían encuadrarse las fuerzas armadas dentro del proceso democrático. Durante la década del 90, especialmente durante la era menemista, cuando se consagraron los indultos y se mantuvieron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final) existió, desde mi punto de vista, un pacto implícito no transparente que consistió en no acercar a las fuerzas armadas a la justicia por el tema de los delitos de lesa humanidad, y proteger de esa manera a sus jerarcas y en contrapartida se consintió a una fuerte desinversión de las mismas. Fue durante este período cuando más se desinvirtió en materia de defensa (como se desinvirtió a decir verdad en todas las áreas). A partir del año 2003 se comienza con un proceso distinto de las fuerzas armadas en Argentina. Por un lado fuimos inflexibles con la política de los derechos humanos, logrando una política de derechos humanos prestigiada y admirada en el mundo, y por el otro lado, acompañando el proceso de industrialización nacional, se comenzó la reconfiguración de una industria en materia de defensa argentina.


En la Argentina desde hace más de 3 décadas, por distintas razones, los diferentes gobiernos que se sucedieron desde el fin de la dictadura hasta la actualidad, han desarrollado en materia de defensa, lo que algunos geopolíticos califican como una carrera "no armamentista" o proceso de desmilitarización. Esta decisión argentina claro está, presenta numerosas ventajas a ser entre otras cosas, la posibilidad de asignar estos montos a sectores considerados como más prioritarios (salud, educación, etc.) y también, el poder constituirse como un referente pacífico a nivel regional y mundial. 

Sin embargo esta política de defensa se contrapone con la actualidad armamentista de la mayoría de los países de la región que parecerían tener otra mirada. Chile por ejemplo posee un porcentaje de militares por habitante mucho más alto que la Argentina y su porcentaje en el PIB  asignado a la defensa cuanto menos duplica él de la Argentina. Así como Chile, la mayoría de los países presentan justificaciones válidas a la hora de explicar la fuerte inversión en armamento en los últimos años: Colombia el narcotráfico, Venezuela (reservas petrolíferas y tensiones con los Estados Unidos), Brasil potencia regional, etc….   ¿Cuál es su análisis y reflexión al respecto?


La Argentina hace varios años que no presenta hipótesis de conflicto, el desarrollo de sus fuerzas armadas es un desarrollo por capacidades, es decir que se busca que las fuerzas armadas tengan la mayor cantidad de aptitudes, de capacidades incorporadas de manera tal que su alistamiento y adiestramiento sea lo suficientemente amplio. Dicho de otra manera, se busca que las fuerzas armadas argentinas puedan manejar la mayor cantidad de sistemas de armas en la mayor cantidad de ambientes climáticos y geográficos posibles. Yo no creo que “hoy” la Argentina necesite unas fuerzas armadas que se destaquen por su cantidad de integrantes, sino unas fuerzas armadas que se distingan por su nivel de formación y su nivel de instrucción tanto en sus hombres como en sus mujeres.  

En términos generales, Argentina participa activamente del Consejo de Defensa de UNASUR, uno de los consejos con mayor actividad y vitalidad que el bloque regional UNASUR tiene. Recientemente se ha creado la  Escuela Suramericana de Defensa (ESUDE) con sede en Quito. Por otro lado, es cierto que todos los países tienen realidades distintas, y es cierto que cada país ha salido de los procesos dictatoriales de manera distinta; también es cierto que Venezuela y Colombia representan dos situaciones absolutamente distintas; pero nosotros con los países de la región nos planteamos tener una estrategia de cooperación fuerte, basada en la confianza mutua, con instancias cooperativas entre los países, para que en su conjunto el bloque regional UNASUR conforme una instancia disuasiva hacia el resto de los países del mundo o hacia la mirada que puedan tener terceros países. En ese sentido tenemos fuerzas conjuntas con Chile y con Perú, tenemos agendas bilaterales muy intensas con Brasil, Uruguay, Paraguay, con todos los países de la región. No teníamos relaciones intensas con Colombia y las hemos establecido este año, hemos superado las barreras de la UNASUR y hemos reforzado las relaciones con México y Cuba ya que no las teníamos en materia de defensa. Nuestra mirada es una mirada de complementación, lo cual no quita que la Argentina tiene que continuar a mejorar sus capacidades y su logística. Y nuestra mirada en la incorporación de logística no está puesta en comparación con los demás países de la región sino más bien para adentro, se trata de ver lo que nosotros tenemos y lo que nosotros necesitamos para lograr nuestros objetivos.  

Ya adentrándonos en el tema del Consejo de Defensa UNASUR, la mayoría de los expertos coinciden en que se convertirá en una pieza clave de UNASUR en los próximos decenios debido a dos razones fundamentales: por un lado por la necesidad de defender nuestras riquezas en materia de recursos naturales que nuestra región  detiene: mayores reservas de agua dulce del mundo, el cobre en Chile, el litio de Bolivia, el petróleo de Venezuela, la selva amazónica, etc. y por otro lado , por la necesidad de crear una especie de Leviatán, un órgano que centralice y monopolice el uso de la fuerzas en caso de posibles disputas entre países hermanos. De hecho, la necesidad se hizo evidente cuando en 2008, Colombia viola la soberanía territorial de Ecuador en busca de un guerrillero de las FARC. En ese sentido se habla de un consejo de defensa relativamente “verde”, pero relativamente avanzado. ¿Cuál es su análisis al respecto?

El Consejo de Defensa UNASUR, es de los doce consejos que tiene el bloque regional, él que según mi punto de vista, mayor agilidad tiene, mayor funcionamiento tiene, con reuniones permanentes y equipos de trabajo permanentes. Yo le puedo decir que si alguna vez las agencias de defensas fueron retardatarias en cuanto a los procesos de  integración, hoy son catalizadoras. Ningún jefe de una fuerza armada de Suramérica se imagina que para defender su país no va a necesitar el acuerdo con el resto de los países de la región. La dimensión regional está incorporada en todos los jefes militares o bien en los principales jefes militares de las distintas fuerzas armadas de la región, lo mismo acontece en el marco de los ministros de la defensa. A mí me costaría hoy concebir una política de defensa que no esté basada en la cooperación y complementación mutua con el resto de los países de la UNASUR. Yo le diría que el Consejo de Defensa está un paso adelantado respecto a la integración en general, es de lo más avanzado en lo que respecta las políticas de integración regional. Ya existen ejercicios conjuntos entre las fuerzas armadas de la región. Existe también un proyecto de construir un avión propio para ser utilizados por todas las fuerzas armadas de la región, el UNASUR I cuya fabricación se desarrolla en Argentina. Todos sabemos que nuestra región tiene una de las mayores riquezas en materia de recursos naturales, tenemos el Acuífero Guaraní, producimos más del 25 % de los hidrocarburos que se consumen en el mundo y nosotros solo consumimos aproximadamente un 14%. Somos ricos en términos de materiales estratégicos: entre Argentina, Bolivia y Chile tenemos del 95% de las reservas del litio, tenemos el 27% de la superficie cultivable y solo representamos el 12% de la población mundial, tenemos pulmones enormes desde el punto de vista ambiental y ecológico. El mundo necesita recursos naturales y nosotros sólo somos el 12%, es decir, tenemos mucho más de lo que necesitamos, es normal que ahí usted imagine una línea de tensión en el tiempo y en el futuro. Por eso me parece que estamos en una etapa más que positiva en materia de defensa regional.

Siguiendo con el tema de la defensa a nivel regional, los expertos en geopolítica militar coinciden en señalar que del 100% de presupuesto militar que se gasta en el mundo por año, más del 40% corresponde a los Estados Unidos, el 20% aproximadamente corresponde a Europa y el otro 20 % a la región Asia Pacífico. Por otro lado si se juntan todos los presupuestos militares de América Latina apenas se llega al 5% del total de gastos anuales en materia de defensa que hay en el mundo. Ante este panorama parece que armarse cada país por su lado no tendría mucho sentido; pero se puede ir aún más lejos en el análisis: a sabiendas que toda América Latina sólo implica el 5% del total de los gastos del mundo, ¿puede pensarse realmente un bloque de defensa suramericano o latinoamericano actuando como fuerza de disuasión en forma solitaria?   

Para mí sin dudas No creo que esa sea la balanza que haya que hacer. La mirada debe plantearse en generar una política de defensa regional reactiva, es decir no como una fuerza imperial, sino una política de defensa que le sirva a la región para defenderse de alguna agresión estatal externa. Esa debe ser la mirada. Lógicamente, ya habiendo dejado atrás un modelo claramente unipolar, vivimos hoy en la actualidad con la aparición de los BRICS, lo que yo llamo un escenario de unipolarismo atenuado; pero esa atenuación, es verdad que se expresa más bien en el ámbito económico porque desde el punto de vista militar, la hegemonía de los estados Unidos sigue siendo enorme. Pero de todas maneras, no creo que basarse en esos porcentajes sea el camino correcto, sino se corre el riesgo de cometer grandes errores geopolíticos. La mirada tiene que ser mucho más estratégica, mucho más política y no de comparación.

El tema del ciber-espionaje por parte de Estados Unidos al mundo en general y a Brasil en particular ha puesto de manifiesto para los estados de nuestra región la necesidad de intensificar sus ciber-defensas, ¿qué nos puede decir al respecto?


Por directiva mía como Ministro, nosotros hemos creado un comando conjunto de ciber-defensa. Está ocupado por un general del ejército argentino. Cada una de las fuerzas tiene su dirección de ciber-defensa y ese comando conjunto tiene la obligación de unificar las tres tareas, creando también una dirección nacional de ciber-defensa en el ámbito del Ministerio. Estamos trabajando en crear un centro de ciber-defensa, espero dejarlo inaugurado antes de la finalización del año. Hemos realizado tareas en materia de ciber-defensa, tratando de involucrar no solamente las fuerzas armadas sino también la industria del software y todo lo que significa las redes de facultades de ingeniería y de ciencias informáticas. Tenemos convenios con distintas universidades. Entendemos que es un nuevo desafío, una nueva dimensión, algunos teóricos hablan de una cuarta fuerza, cada fuerza tiene su propio ambiente, el mar, la tierra y el aire, y éste sería el ambiente virtual, tal vez hoy esto sea exagerado, pero puede suceder por consecuencia pero a no  a piori. Tenemos además un convenio bilateral de trabajo con Brasil en materia de ciber-defensa. Brasil tiene desarrollado su centro de ciber-defensa, estuvimos visitándolo, así que yo creo que es una de las nuevas dimensiones sobre la cual las fuerzas armadas argentina tienen que trabajar y mucho.  

¿Cómo es la política de estado argentina respecto a la igualdad  de género en las fuerzas armadas?
Hemos aplicado políticas distintivas en materia de género, hoy un 15% de los integrantes de las fuerzas armadas son mujeres, un porcentaje que sigue creciendo, las últimas dos camadas de aspirantes a suboficiales tanto de las fuerzas aéreas como de Tierra son un 50% por ciento de mujeres, lo cual va configurando un escenario distinto

¿Cuál son otros logros de la política de Defensa de Argentina en el actual gobierno?


Hoy la Argentina cuenta con fabricaciones militares, la fábrica de aviones, el astillero Tandanor, una política nacional de radarización, hemos estabilizado el presupuesto de defensa que orilla entre el 1 y el 1,2 por ciento del PBI. Hemos mejorado notablemente la cantidad de efectivos que ingresan a las fuerzas armadas que había mermado por el desprestigio de nuestras fuerzas y hemos logrado una recomposición salarial estos últimos años, h. Existe ahora una mayor participación en las fuerzas armadas de las distintas provincias argentinas y el componente social que participa de las mismas es una componente social diverso, hemos igualado los salarios de los que estudian en la escuela de oficiales y en la escuela de suboficiales y tenemos también el plan CAMIL que es el plan de capacidades militares que nos va indicando cual es el equipamiento y las inversiones que tienen que ir teniendo las fuerzas armadas para el cumplimiento de los objetivos que están previstos. En estos últimos 10 años hemos logrado consolidar el gobierno civil de la defensa, es decir además de construir un discurso que diga que las fuerzas armadas tienen que estar subordinadas al poder civil, sino que hemos creado institutos,  burocracia que van directamente en ese sentido. 

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