Geopolítica del comercio mundial de armas por Damián Jacubovich



Por Damián Jacubovich, analista internacional y geopolitólogo 

Esta frase, ha sido seguramente el principio que ha guiado el pensamiento de los generales de todos los ejércitos durante siglos.

Decir que el dinero que se gasta en el mundo en armas para las guerras bien podría ser utilizado para fines más dignos, es innegable, pero también lo es decir que existe la necesidad de combatir la injusticia y salvaguardar la seguridad propia de los Estados.
 
Según un estudio de Stockholm International Peace Research Institute, más conocido como el SIPRI, el gasto militar para el año 2013 en todo el planeta ha sido de 1,756 billones de dólares, cifra que representa aproximadamente el 2,5% del producto interior bruto mundial, esto equivale a decir que  nuestro planeta gasta por año 249 dólares por persona.
Tal vez, 250 dólares anuales por habitantes no parezca a primera vista una suma de importancia; pero si tenemos en cuenta que en el área de salud por ejemplo el estado afgano gasta 55 dólares anuales por habitante, o bien que en Etiopía esa cifra baja a 25 dólares anuales y que en Haití son 77 dólares que se gasta por año por habitante, la consideración de dicha suma tal vez resulte diferente.

¿Quiénes son los principales países vendedores de armas a nivel global? Tomando en cuenta el mercado legal de armamentos sin contabilizar armas pequeñas, la Unión Europea en su conjunto es hoy el principal exportador mundial de armamentos seguida por los EE.UU.  Salta a la vista que Occidente, quién se erige como juez y gendarme del mundo, calificando y sancionando a otras naciones por su supuesta falta de respeto a los derechos humanos, resulta quién más impulsa el comercio de armas.
 
Según, el reporte del SIPRI para el período 2001 - 2013, el gasto militar mundial ha aumentado un 49% en total; más detalladamente, un 277% en China; un 152% en Rusia; un 14% en Arabia Saudita; un 72% en la India; un 99% en Asia Oriental; un 114% en África; un 59% en Medio Oriente y aproximadamente un 50% en América Latina.
A pesar de la dificultad de conseguir datos fehacientes por el secretismo establecido alrededor de los presupuestos en materia de Defensa, podemos señalar que EE.UU. lidera el ránking global con un presupuesto anual de 640 mil millones de dólares, seguido por la Unión Europea que en su conjunto supera los 200 mil millones, luego se ubica China con aproximadamente 188 mil millones y Rusia con 84,5 mil millones de dólares.
Sorprende también encontrar entre los mayores inversores en armamento a naciones como Arabia Saudí, quien elevó su presupuesto militar a más de 80.000 millones de dólares anuales, un valor que representa el 10% de su PBI, una cifra alta si consideramos que los países que más invierten en relación a su PBI como los mencionados, oscilan entre el 2 y el 4%.


Parte 2

Dentro del comercio de armas existe una parte muy importante y más siniestra aún; es la que está por fuera de este seguimiento: el mercado ilegal de armas.
No es posible conocer cifras sobre este comercio debido a su carácter clandestino, pero pese a ello es posible detectar algunos datos que sirven para ilustrar la problemática que implica; la cantidad de víctimas por armas ilegales en el mundo oscila en las 240.000 a 750.000 muertes anuales. Este mercado ilegal es el segundo por detrás del narcotráfico, aunque resulta difícil separarlos porque se retroalimentan mutuamente. Los intereses actuantes son muy poderosos y sus ganancias crecen con el aumento de las guerras pero también lo hacen con la inseguridad. A pesar de tantos problemas que traen a las sociedades, la regulación del tráfico de armas es resistida debido a que afecta los poderosos lobbies asociados y poco es lo que se ha podido avanzar al respecto internacionalmente.

La ambición de amasar fortunas es una tentación que domina a los fabricantes de armas como a muchos seres humanos, pero ese impulso tan humano y peligroso en numerosas áreas de la economía, resulta mucho más delicado en un terreno tan oscuro como el de la guerra, porque, en definitiva, las armas tienen un fin primario que es matar. El resumen de lo dicho resulta estremecedor: el negocio de la guerra se ha convertido en la industria más rentable del mundo.
La enorme inversión de los países en materia defensa se ha convertido en un poderoso atractivo para los fabricantes de armas quienes se disputan ferozmente los contratos. Estados Unidos resulta en ese sentido el líder absoluto: 7 de los 10 fabricantes de armas más poderosos del planeta son estadounidenses.
¿Cuál es el límite moral del gasto en armamentos? ¿Cómo se debe enfrentar una amenaza que lleva a la disolución como nación y tal vez a la aniquilación de su población? La respuesta ni es única ni simple.
Si se analizan los mayores gastos anuales en materia de defensa de los países y/o bloques regionales del planeta, grosso modo y simplificando a nivel de porcentajes, resulta que los Estados Unidos representan ellos solos, casi el 40% del total de la suma de todos los presupuestos anuales militares del mundo. (Para ser más exactos los Estados Unidos representan en la actualidad un 37% del total gasto militar en el mundo contra un 50% que representaban hasta hace unos pocos años en la Era Bush.)
La Comunidad Europea, aliado estratégico estadounidense, representa aproximadamente otro 20%.
Es de notar que Europa representa la única región en el mundo en dónde el gasto militar no ha aumentado sino disminuido. Sin embargo pese a esta merma en el gasto armamentístico de la OTAN, que es el bloque regional militar occidental, sigue encarnando casi los dos tercios de los presupuestos armamentísticos del planeta. La región Asia Pacífico por su lado, incluyendo a China, apenas suma un 20% del total.
¿Y qué es lo que acontece entonces con América Latina? Si se reúnen todos los presupuestos de defensa del continente latinoamericano, la realidad indica que  apenas se llega al 5%. Y es de notar que en ese 5%, Brasil representa en materia de gasto armamentístico para América Latina lo que Estados Unidos representa para el resto del planeta, es decir casi la mitad de los presupuestos.
Si además tenemos en cuenta que nuestro continente representa una de las regiones más abundantes en materia de recursos naturales: agua dulce, selva amazónica, petróleo, litio, cobre, gas, tierras cultivables, etc…el tema se torna de lo más delicado y preocupante a nivel geoestratégico llegada la necesidad de tener que algún día, defender las riquezas de nuestro continente.