Geopolitica Militar y Narcotráfico Argentina: desmilitarización ¿y después?

Argentina, ¿desmilitarización y después?: geopolítica militar argentina con narcotráfico latinoamericano de fondo

Por Damián Jacubovich
Con aspectos positivos y otros negativos, a contra mano del resto de la región, Argentina vive desde hace tres décadas un proceso de desmilitarización sin precedente. Respecto a esta política no armamentista iniciada en la guerra de Malvinas, proseguida durante el retorno de la democracia, profundizada en la era neoliberal de los 90, agravada con las penurias presupuestarias de la crisis del 2001 y mantenida en mayor o menor medida durante los gobiernos kirchneristas, sorprende la ausencia de un debate ciudadano, sobre todo teniendo el alto grado de “politización” que presenta el país.

Por otro lado, cabe preguntarse si la ruta no armamentista argentina mencionada anteriormente no entraría en contradicción de intereses con el ahora narcotráfico global en expansión en todo el continente latinoamericano.

En este contexto argentino de desmilitarización, lo mismo que para la mayoría de los países de la región, el consejo de defensa regional UNASUR asoma como un eje prioritario para de un lado, combatir una de las "industrias" más poderosas del mundo y por otro lado, tratar de evitar de esta manera, la dependencia con los Estados Unidos (casi único y mayor proveedor de presupuesto armamentístico para este tipo de conflictos.

¿La gran pregunta geopolítica es ¿cómo anular los millonarios beneficios que genera la ilegalidad del producto? Con entre 300.000 y 500.000 millones de dólares anuales, el narcotráfico es la industria que junto con la armamentista, más dinero mueve en el mundo permitiendo de esta manera financiar narco-armamento de primera generación. Nadie por ahora ha encontrado otra solución definitiva  que la legalización del producto, aún a conciencia de los peligros sociales que podría implicar. De todas maneras, con el actual veto del Congreso americano la legalización de la cocaína y otras drogas duras asoma en un futuro demasiado lejano, mientras el enfrentamiento militar entre Argentina y el resto de los estados latinoamericanos contra el narcotráfico regional parece inevitable.

Hasta no haya acciones militares conjuntas a nivel regional, el juego de la lucha contra el narcotráfico consistirá en que los países mejores preparados expulsen al narcotráfico hasta las fronteras de aquellos países menos preparados.

Argentina y su camino no armamentista

Según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI -ONG de renombre especializada en las estadísticas relativas al transfer de armas-) Chile, vecino y oponente de Argentina en algunos litigios territoriales, posee una cantidad de personal militar 1,5 veces más grandes que la Argentina, esto a pesar de poseer un tercio de la población argentina. De la misma manera, Chile supera a la Argentina en aproximadamente un 300 % respecto al porcentaje del PIB que cada país le asigna al presupuesto de Defensa. Efectivamente, desde el 2003, Argentina destina un 0,80 de su PBI al área de la defensa, el más bajo de la región junto con Paraguay. (A pesar de ese bajo porcentaje, la cifra sigue siendo de las más importantes a nivel regional) En materia de importación de armas, Argentina tiene las cifras más bajas junto con Paraguay. De ese monto recibido, el ministerio de defensa argentino emplea la mayor parte sus recursos para el mantenimiento de su plantilla y sus pertrechos, dejando poco margen para lo que es el desarrollo de la industria militar argentina (sea con fines pacíficos o disuasivos), la industria que más mueve dinero en el mundo después del narcotráfico.

Frente a este panorama, la geopolítica militar argentina casi obligadamente, se ve en la necesidad de apostar hoy al fortalecimiento del bloque de defensa suramericano, sin el cual, a mediano y largo plazo, la Argentina podría verse muy desprotegida ante imprevistos geopolíticos, no solamente debido aun potencial choque entre las grandes potencias que se disputan el mundo y sus recursos naturales, sino frente a algunos países suramericanos, militarmente mucho más poderosos, como el caso de los vecinos Chile, Colombia y Venezuela y- ni que habar - de Brasil.

Efectivamente en América Latina, Brasil con amplio margen, luego Venezuela, Colombia y Chile encabezan el proceso armamentista en la región latinoamericana. (Estados Unidos es el país que más presupuesto dedica al área de defensa, ostentando un presupuesto militar casi mayor a la suma de todos los presupuestos militares del mundo.)

Es en este contexto, que el actual gobierno argentino (al igual que sus predecesores) ha decidido mantener una política de estado no armamentista y como muy bien señala Carlos Escude "una involución que comienza con la Guerra de Malvinas, se profundiza con la dimensión militar de las políticas neoliberales de los años 90, se agrava con las estrecheces presupuestarias emergentes de la crisis de 2001-2002" (LA NACION, 24 de enero de 2013) y prosigue durante el gobierno de Nestor kirchner y Cristina Fernández. Prosigue el mismo ESCUDE C. "Estamos poniendo a prueba, de manera experimental, la teoría realista de las relaciones internacionales, que supone que una política de defensa como la de Argentina implica un peligro para su integridad territorial. Desde una perspectiva científica, es un experimento fascinante".

En ese sentido cabe recordar que la última compra importante en materia militar han sido  aeronaves de combate, la compra fue concretada en la década de los "90" por el gobierno de Carlos Menem, que compró de segunda mano 36 cazabombarderos A4, que eran utilizados por los Estados Unidos durante la guerra de Vietnam.

Aciertos de la decisión no armamentista de Argentina:

1) El temor justificado de cualquier gobierno argentino a brindarle más poder de fuego a unas fuerzas armadas con gravísimos antecedentes a nivel de derechos humanos, sobre todo en lo que respecta la dictadura de 1976 a 1983, dónde se calcula aproximadamente 30.000 muertes, (la mayor cifra de víctimas de un período dictatorial del continente

2) Aprovechar este bajo porcentaje del PIB asignado a la Defensa para destinarlo a sectores “prioritarios” como los sectores de salud y educación en donde la Argentina presenta los mejores indicadores de la región.

3) Aumentar el posicionamiento de la Argentina (softpower) como referente a nivel mundial en materia de pacifismo y no armamentista en general, como por ejemplo el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos. Por ejemplo la política no armamentista argentina, entre otros aspectos, ha tenido una influencia importante a la hora de favorecer las relaciones internacionales entre EEUU y Argentina.

4) Con su carrera no armamentista Argentina se encuentra más protegido de la influencia de los diferentes lobbys militares, el lobby más poderoso del mundo.

Riesgos ante el no armamentismo argentino


La vulnerabilidad militar argentina o escaso poder disuasivo a los ojos del mundo, y sus países vecinos en caso de cualquier tipo de conflicto es irrefutable. La última compra de 36 aeronaves de combate fue concretada en 1997 por el gobierno de Carlos Menem unos 36 cazabombarderos A4 utilizados por Estados Unidos en la guerra de Vietnam. También se infiere, (para bien o para mal) que escasa inversión en el área de Defensa no ha favorecido ni favorece la inmersión argentina en una industria floreciente como es la industria militar (sea con fines pacíficos o bélicos).

 Militarismo argentino: Narcotráfico, Estados Unidos y UNASUR

El narcotráfico, lo mismo que el resto de las industrias mundiales en su proceso de globalización, busca los territorios o regiones más convenientes y apropiados para su deslocalización y continuo desarrollo. Esto significa que al igual que un virus, el narcotráfico se va expandiendo por el continente latinoamericano en la búsqueda de aquellos países que presentan la menor cantidad de “anticuerpos” posibles al narcotráfico, es decir aquellos países, que históricamente no están acostumbrados a combatir militarmente y legislativamente, las narco organizaciones: es el caso de la Argentina.

Efectivamente, desde hace aproximadamente un década, se viene observando por ejemplo en el caso del tráfico de cocaína (entre aprox. el 30 y 40% de la producción mundial se produce en la región latinoamericana), un desplazamiento de los carteles dese sus países de origen hacia otros países de la región, esto, en gran parte debido a la militarización de estos países tradicionalmente productores y distribuidores como lo son México y Colombia y en menor medida Perú y Bolivia. Otro factor que ha favorecido la transformación del paisaje del narcotráfico en América Latina es el descenso en el consumo de cocaína en Estados Unidos que ha sido compensado por una mayor demanda en Europa, asi como con la transferencia hacia otros tipos de drogas—especialmente las de origen sintético y el desvío de medicamentos. Produciéndose de esta manera una transformación de las rutas de la cocaína, siendo cada vez más utilizada el transporte de narcóticos desde el cono sur hacia África Occidental, para luego atravesar la región del Sahel para para llegar a Marruecos y de ahí pasar a España o bien saliendo para oriente medio. A esto hay que sumarle el hecho que los países que antes veían pasar la droga por su territorio, ahora aparecen como mercados locales en expansión.


Argentina y el narcotráfico

El aumento del consumo local de drogas en numerosos países de la región (niveles similares al europeo y al estadounidense) y las crecientes evidencias de que el proceso final de producción se realiza cerca de los puertos de salida de la mayoría de los países involucrados en el tema,  llevan a la necesidad de reescribir el mapa latinoamericano del narcotráfico respecto de los llamados "países de tránsito".

En Argentina, en los últimos años, además de haberse detectado un número creciente de instalaciones para la producción de cocaína y otras drogas, se ha registrado un  importante aumento de hechos violentos relacionados con el narcotráfico. Esta violencia se produce en territorios claves de la ruta de la cocaína argentina hacia  Europa : las provincias del norte fronterizas con Bolivia, la provincia de Rosario con su importante puerto, la provincia de Mendoza, punto fronterizo con Chile. De todas maneras cabe señalar que la incidencia del narcotráfico en Argentina sigue siendo muy leve en comparación a numerosos países latinoamericano.

En los últimos años, Argentina se ha convertido además de una salida alternativa de una parte del narcotráfico latinoamericano para poder colocar su producto en Europa en un territorio que ha visto un importante aumento del consumo local. Es importante de mencionar que es posible encontrar en la region servicios y productos ilegales sustitutos que incluso llegan a superar en el nivel local las ganancias generadas por el narcotráfico. La minería ilegal, el contrabando de combustible, el tráfico de migrantes, la piratería y la trata de personas, son solo algunas de estas economías ilegales.

Sea como sea para combatir la tecnología y el poderío militar que el narco sistema sí puede pagar, la ayuda internacional se hace imprescindible, por no decir vital, siendo los Estados Unidos, paradojas de las paradojas para un gobierno que se quiere de centro izquierda, el país (casi el único) que posee financiamientos especiales y muy convenientes a este fin; generándose de esta manera una dependencia armamentística muy importante por parte de los países latinoamericanos inmersos en la lucha contra el narcotráfico.

Una vez más la consolidación de un consejo de defensa suramericano, un especie de Leviatán regional capaz de representar una real alternativa militar para combatir la poderosísima narco industria implantada en continente aparece como la única alternativa posible; esto quizás hasta que se plantee seriamente la legalización de los narcóticos. Es importante mencionar que uno de los mayores obstáculos para la potencial legalización del narcotráfico, es además del dilema social y moral, es el conflicto de intereses no solamente con la industria más poderosa del mundo como lo es la narco, sino además, con la otra industria más rentable del planeta la correspondiente a la venta de armas.

Más allá del problema del narcotráfico, la decisión argentina en materia de defensa por ahora parece tomada, apostando aparentemente a la resolución de los conflictos por medio de las leyes o la razón, o por la simple irradiación del statu quo del propio sistema financiero internacional. Y a nivel de geopolítica argentina interna, uno de los grandes desafíos de éste y de los próximos gobiernos argentinos será sin dudas, encaminar la reconciliación nacional y definitiva entre el pueblo argentino y las vapuleadas fuerzas armadas.

Bibliografía

1) Pere Ortega, Juan Sebastián Gómez¨, Militarismo en América Latina, Barcelona, España 2010

2) ESCUDE Carlos, somos un protectorado de Chile y Brasil, diario La Nación, Argentina, Enero 2013.

3) Stockholm International Peace Research Institute, informe 2010.

4) Juan Tokatlian, Globalización, narcotráfico y violencia: siete ensayos sobre Colombia, Grupo Editorial Norma, 2000

5) la diáspora criminal: La difusión transnacional del Crimen Organizado y cómo contener su expansión,

Juan carlos garzón Vergara, Colombia 2013

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un país pacifista?? Estamos totalmente desprotegidos ante amenazas internacionales! La carrera armamentista de Chile y el continuo rechazo del Reino Unido ante los reclamos de soberanía de las Malvinas no son motivo de preocupación?? Debería Argentina incrementar el gasto militar y profesionalizar las defensas ya que ademas estamos siendo invadidos por los narcotraficantes!!